Corrían mediados de la década de los ochenta, siglo 20. Chile estaba en la plenitud de la dictadura. Los adultos de la época estaban aterrorizados, y transmitían ese terror hacia sus hijos, las conversaciones políticas estaban vetadas de las veladas familiares, y estaba estrictamente prohibido hablar de lo que ocurría en el país con cualquier persona fuera de la casa. La televisión era un medio, que podríamos decir, naciente en esa época, no todo el mundo poseía un aparato de televisión y lo más común era que había sólo un receptor en los hogares que poseían uno. La programación de la época eran series añejas de los años 60 y 70 o bien programación local de tipo familiar, con concursos y premios que llenaban de esperanza a la naciente clase media (mayoritariamente obrera) que crecía en las poblaciones del país. La pobreza se veía en cada esquina, era muy usual que al menos una vez al día golpeaba la puerta de las casas un niño, una mujer o un obrero desempleado en busca de la caridad de una familia un poco menos pobre que ellos.
Respecto a lo cultural y vida social, no habían eventos masivos, como festivales de rock o tocatas de ningún tipo, los jóvenes de entonces tenían 2 alternativas, o pertenecías al sector pudiente de la sociedad, que daba la opción de poder asistir a alguna discoteca o bar, que para un joven de población era prácticamente imposible, por dos razones fundamentales, primero porque el costo de pagar una entrada más el valor de los productos al interior eran completamente absurdos de costear, siendo que habían en ese minuto necesidades más importantes, como comer, vestirse, movilizarse. y segundo, si lograbas tener la suerte de costear el precio, las discotecas y pubs de la época discriminaban a quienes llegaban "caminando". La alternativa que iba quedando, pues las fiestas de casa. En una típica fiesta de casa ochentera, había música envasada, generalmente de un cassette (que era lo más top de la época, porque nuestros papás tenían discos y tocadiscos) grabado con canciones de la radio, las sillas y sillones estaban ubicados por el borde de las paredes y al centro... "la pista de baile".
En ese contexto, respecto a lo que me convoca... vamos a la música:
Para mí todo comenzó con la voz de Jorge Gonzalez en Los Prisioneros y su canción La voz de los Ochenta. En ese entonces más que la música y el rock, era la letra, que si la escuchamos hoy podríamos decir que no tiene nada de espectacular, pero si la situamos en el tiempo y espacio de la década de los ochenta, en dónde todo estaba prohibido, si hacías o decías algo que sonara "algo" de revolucionario corrías el riesgo de, literalmente, desaparecer del mapa, en donde las canciones que escuchabas en la radio eran de amor y de desamor de voces melódicas y amenas, todo era lineal y no había nada que rompiera esa armonía. Entremedio de todo eso... sonaba en las fiestas adolescentes "Los prisioneros" que curiosamente no sonaban en ninguna radio.
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